En estos días, cuando amaina el frío y empieza a adivinarse la primavera cercana, el río Paraná cobra vida. Empieza a tener más movimiento el tránsito náutico, los pescadores que todo el año estuvieron sobre las aguas sienten alivio de unas temperaturas más amables, los fanáticos del río vuelven a retomar sus salidas de fin de semana o sus escapaditas diarias, en horas de la siesta acaso como vía de escape de la rutina diaria.